b. antón / jaramillo de la fuente
Un niño siempre trae alegría, pero cuando llega a un lugar donde hacía 45 años que no vivía un bebé, la ilusión se multiplica. Es lo que ha pasado en Jaramillo de la Fuente, donde el nacimiento de Alvar Bustillo Diez ha supuesto una bonita noticia y donde están deseando ver la cara de este pequeñín que nació en la mañana del pasado 17 de enero en la capital, de la que sus padres salieron hace un año para instalarse en el pueblo buscando una vida más tranquila y sana. «En cuanto la mamá se recupere, iremos para allí. En Jaramillo somos como una gran familia, Alvar tendrá diez abuelos, diez tíos…», bromea el recién estrenado papá, Jorge.
Casados desde hace siete años, Eva y Jorge decidieron hace uno cambiar de vida. Ella, con trabajo fijo en Burgos y con raíces en Riocavado de la Sierra, propuso a su pareja trasladarse a Jaramillo de la Fuente, el pueblo de la familia de él, y quedarse con la regencia del bar. Desde entonces, Eva atiende el local y él, cada día, se desplaza hasta Carcedo, donde tiene su puesto de trabajo. En su caso, como en muchos otros, vivir en el pueblo no es una obligación, sino una opción de vida y su decisión. «Nos dio un flash. No es una locura, sino otra manera de vivir. En Burgos tenemos nuestro piso, pero aquí tenemos una paz y una cercanía con la gente que nos gusta. Para mí, los locos son los que viven en las grandes ciudades. Si quiero ir al cine o a un centro comercial, tardo media hora», señala Jorge, que reconoce que le gusta mucho Jaramillo, su pueblo, y que está orgulloso de darle vida.
Dentro de unos días, los papás de Alvar le inscribirán en el registro de Jaramillo de la Fuente, donde la última vez que anotaron a un bebé fue en el año 1969. «Por el archivo judicial municipal de Jaramillo conocemos que el último nacimiento en el pueblo data de ese año, de una niña hija de Santos García Ortega y Carmen Sebastián García, a quien pusieron el nombre de María del Carmen», explica Simón Bernabé, alcalde de Jaramillo, muy contento con el nacimiento de este nuevo bochano. «Estamos de enhorabuena, es un honor recibir a un nuevo vecino y lo hacemos con los brazos abiertos y felicitando a sus padres», señala.
doce vecinos. Casi medio siglo después del nacimiento del último bebé en el pueblo, las calles de Jaramillo volverán a escuchar durante todo el año la algarabía propia de un niño. Dentro de poco acogerán sus paseos en carrito, después, sus primeros pasos y juegos. Lo que está claro es que a Alvar no le van a faltar cariño ni atenciones, además de las de sus propios padres, las de todos los vecinos, ya que inevitablemente, se ha convertido en el niño de todo el pueblo. «Han estado todos muy pendientes, antes de que naciera y ahora. Somos pocos vecinos, actualmente unos diez o doce, y coincidimos muchos ratos en el bar, que más que un negocio es otra forma de dar vida al pueblo, porque gracias a él existe un punto de encuentro, donde poder jugar a las cartas o charlar; en definitiva, hacer vida social», afirma Jorge, que anima a la gente a vivir en el pueblo y a tener niños que los llenen de vida.
Alvar se ha convertido en el habitante más joven de Jaramillo, contrastando con Juan Paniego Rivero, el más anciano, que ha celebrado ya su 100 cumpleaños.